Querido escritor de cabecera:
Le escribo, como sabe, desde
Buenos Aires. Es verano en enero. O sea, es raro. Y el verano, en sí, también.
Mezcla días de calor con días de lluvia. Es como si nos hayan fusionado a ti y
a mí y nos hayan convertido en clima. No sé si me explico.
Mi vida por aquí, tranquilamente feliz.
Cambiaron algunas cosas pero no son sustanciales por lo que sigo siendo el
mismo pero más lejos, con más amigos y con más ganas de seguir viviendo. Aquí o
dónde sea. Pero viviendo. En el sentido no literal de la palabra. No sé si me
explico.
Verá, hace mucho tiempo me recomendó
que leyera y que escribiera y, como sabe, no le he hecho mucho caso. Leí, sí,
pero menos de lo que debo. Escribí, sí, pero mucho menos de lo que debo.
Supongo, en realidad, que ya me conoce bastante e intuirá que soy de esos tipos
que se pasan más tiempo pensando en qué hacer que haciéndolo. Intento cambiar
pero me cuesta. Ya sabe. Xoan Tallón, uno de los escritores que más estoy
leyendo últimamente, escribió que “para hacer según qué cosas conviene empezar
por acometer otras distintas”. Y esa frase, puedo afirmar, describe mi vida en
los últimos, no sé, 24 años. Por decir una cifra. No sé si me explico.
Le escribo, en realidad, para ver
si es capaz de plantearme algún tema del que debatir, reflexionar y filosofar.
Ya sabe, esos temas que nos llevan mucho tiempo y son realmente inútiles. Como
aquella vez que llegamos a la conclusión de que a los huevos había que
llamarlos cocos. No sé si lo recuerda. Y le pido que me plantee algún tema
porque creo que así mató dos pájaros de un tiro. Por un lado, me hará escribir
asiduamente y, por otro, me hará poner la cabeza en funcionamiento. Si le digo
la verdad, hace tiempo que no pienso. Y no me quejo. Pero me aburre. No sé si me
explico.
Espero que le vaya bien por allá
donde esté. Estoy seguro de que sí. Si te digo la verdad, en realidad, me
alegra saber que cada uno está encontrando su lugar en la vida. Nosotros que
tanto hemos malpensado sobre el futuro y ahora míranos viviendo tan bien el
presente. Nos faltarán algunas cosas, como a todos, pero ahora disfrutamos más
y nos quejamos menos. Y créeme que eso es bueno. O al menos no es malo. No sé
si me explico.
Y en fin, que espero que me
conteste a esta carta y, como le dije antes, me plantee un tema sobre el que
debatir que me obligue a ponerme a funcionar. Si se da cuenta, se nota la oxidación
de mi escritura pues le he escrito seis párrafos sin decir absolutamente nada
importante. Siendo positivo, quizás eso también sea un arte. Y ahora que releo
toda la carta me doy cuenta que le trato de usted. No me pregunte por qué. Yo
tampoco me lo explico.
26 de enero de 2015, Buenos Aires
PD: La foto es un atardecer veraniego desde Costanera Norte, uno de los sitios donde Buenos Aires deja de ser ciudad y se convierte, un poco, en naturaleza.